La película original Spider-Man: Into The Spider-Verse del 2019 deleitó al público al sorprender sus mentes. La animación fue revolucionaria para un importante estudio cinematográfico, incluso si tomaron prestados algunos tropos asiáticos ya probados. Por lo tanto, no es sorprendente que el público enloqueciera con la segunda entrega de la trilogía Spider-Verse, como lo demuestran las taquillas internacionales de $663 millones en menos de tres meses. Aunque la mayoría de los críticos tenían mucho de qué alardear, este crítico (quien quedó deslumbrado por la primera película) encontró que esta provocaba vértigo, con gran parte de la animación como un desprendimiento de lo que fue tan mágico la primera vez. En cuanto a la trama —un inconveniente de algunas penúltimas en una trilogía—, la película invierte demasiado tiempo en maniobrar a todos los personajes para la próxima climática entrega final: Spider-Man: Beyond the Spider-Verse.
Miles Morales (Shameik Moore) continúa navegando por la vida de un superhéroe, especialmente cuando sus padres (Brian Tyree Henry y Luna Lauren Velez) aún están en la oscuridad. Desde otro mundo paralelo, Gwen Stacy (Hailee Steinfeld) se ha unido a una sociedad de Spideys, incluyendo a Jessica Drew (Issa Rae) y el líder Miguel O'Hara (Oscar Isaac). Miles ha sido deliberadamente excluido del grupo, y Gwen ya ha roto las reglas al mantenerse en contacto. Mientras tanto, una víctima de la escapatoria de Miles en la primera película ha convertido su vergüenza en rabia, y ahora es el archienemigo de Miles, Spot (Jason Schwartzman), quien tiene el poder de deslizarse dentro y fuera de mundos paralelos y se vuelve cada vez más formidable. Los nuevos directores de la franquicia, Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson, sobrecargan la pantalla con imágenes y detalles de la trama. El resultado final parece ser como si un TikTok chocara con otro durante 140 minutos. Muchos de los visuales de los diferentes Spider-Versos —que incluyen un mundo influenciado por Studio Durga, un personaje basado en los gráficos punk de Jamie Reid para los Sex Pistols, mundos pastel, mundos de Lego, etc.— son todos ingeniosos, pero no tanto después de haber visto ese concepto en la primera película.
El arco de la historia de Miles es convincente, y uno desearía que los cineastas le hubieran dado tiempo para respirar. Que te quiten tu misión de vida y que invaliden tu llamado es tan comprensible, al igual que enfrentar cómo tus acciones destruyen mundos enteros (metafóricamente en la vida real, literalmente aquí). Miles es un personaje tan bien delineado (disculpa por el juego de palabras) que la película podría haber prescindido de algunas parafernalias y habría funcionado mucho mejor. Tanta información se arroja constantemente al público para prepararlos para la tercera película, que uno eventualmente se desinteresa para proteger su cerebro.
El trabajo vocal es fuerte como siempre. Gran parte de la empatía de Miles con el público se debe al talento de Moore. Isaac es autocrático como el líder, mientras que tanto el ganador del Oscar, Daniel Kaluuya, como el punk Hobie Brown, y Karan Soni, como el heroico Spidey indio, tienen lecturas de líneas hilarantes.
Los escritores Phil Lord y Christopher Miller, (esta vez con Dave Callaham también) aportan esa energía cómica que tuvieron en la primera película y en La Gran Aventura Lego, lo que le da un atractivo despreocupado.
Spider-Man: A través del Spider-Verse es una película lograda, con una energía creativa de sobra, sin embargo, hay un caos que no encaja con el flujo de la película, lo que dejó a este crítico sumergido en gráficos en lugar de verse absorbido por una historia."
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